Los castillos de Villa del Lago se sumaron al patrimonio de Carlos Paz

En la sesión del Concejo de Representantes, se aprobó una ordenanza que incorporó una serie de edificaciones y espacios verdes al patrimonio histórico y cultural que tiene la ciudad de Villa Carlos Paz.
jueves, 22 de septiembre de 2016 · 10:00
Carlos Paz. Durante la última sesión del Concejo de Representantes, se aprobó una ordenanza que incorporó una serie de edificaciones y espacios verdes al patrimonio histórico y cultural de la ciudad de Carlos Paz. También se las incorporó al Código de Edificación con el mecanismo de "concertación obligatoria" (a fin de preservarlas) y se incluyen grandes lotes que constituyen áreas de gran interés estratégico para el desarrollo y la expansión futura de esta localidad.

Concretamente, se trata de nuevas áreas de interés ambiental y patrimonial que analizó el Consejo de Planificación Urbano-Ambiental (CPUA) en el marco del "Plan de la Villa 2020" y sobre los estudios de la Junta de Patrimonio Histórico Cultural. Así surgió la necesidad de lograr instrumentos legales para resguardar las áreas naturales y construcciones históricas.
 
El Castillo de Furt, el Castillo de Zárate y otros más fueron utilizadas como residencias de descanso en la zona de Villa del Lago y revisten de un gran valor histórico porque marcaron el pulso del desarrollo en toda la zona. Asimismo, se levantaron como hitos referenciales del espacio y se destacan en medio de un entorno natural privilegiado a la vera del San Roque. El Castillo de Furt, incluso constituye el portal de ingreso a esta ciudad desde el Valle de Punilla. 
 
Asimismo, se incorporó el loteo Los Carolinos. Se trata de un espacio de cinco hectáreas donde se encuentra el Parque Estancia La Quinta, que baña sus márgenes en el río San Antonio y que combina atractivos paisajísticos, históricos y culturales, revalorizando el patrimonio cultural y el legado de los jesuitas. Además de contar con tres edificios de antiguas construcciones, existe un sitio arqueológico sobre las márgenes del río, antes ocupado por comunidades originarias que habitaron la zona entre los años 500 y 1500. Este parque constituye junto con las escuelas parroquiales y la Iglesia del Niño Dios, un área de interés patrimonial y ambiental a preservar.

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