Confesó que mató al hermano por los malos tratos que sufría

Un anciano fue condenado a ocho años de prisión por un crimen perpetrado en 2008. El hombre tiene 74 años y cumplirá la pena en su domicilio. Afirmó que la víctima le hacía la vida imposible. Lo apuñaló.
domingo, 2 de agosto de 2015 · 13:50
Miguel Carrazán necesitaba contarle al tribunal por qué había decidido asesinar a su hermano mayor. Pero sus 74 años no se lo hacían fácil. Sentado ante los camaristas, le costaba escuchar las preguntas y obviamente responderlas. Aún así, el anciano se hizo entender. "El me empujaba, me pegaba chirlos, me amenazaba con un machete. Ese día me dije que era momento de ponerle punto final a esto. Por eso lo maté", les detalló con no poca dificultad el hombre a los vocales de la sala V de la Cámara Penal. 

Su esfuerzo fue en vano. Los jueces decidieron condenarlo a ocho años de prisión, pues consideraban que los argumentos del acusado no alcanzaban para justificar el crimen, perpetrado hace más de dos años en la localidad de San Andrés, al este de la capital.

Teniendo en cuenta su edad, los magistrados dispusieron que el anciano purgue la pena bajo el régimen de prisión domiciliaria debido a su edad. 

Miguel contó que vivía con su hermano, Ramón Roberto Carrazán, quien le llevaba tres años. Según su relato, la relación no era nada buena. "El me maltrataba mucho. Me decía que me iba a degollar cuando me durmiera. Además, siempre caía preso y eso me daba miedo. Recuerdo que nuestros padres iban a visitarlo siempre a Villa Urquiza", detalló el anciano. 

El 5 de abril de 2008, Miguel tomó una decisión drástica. El día anterior, él y Ramón habían tenido una dura pelea que le dejó cicatrices en un brazo. Esa madrugada se levantó y le rezó a una imagen de la Virgen María que tenía en su dormitorio. "Le pedí perdón por lo que iba a hacer. Pero ya no lo soportaba más. Me tiraba los platos de comida; me encerraba en mi casa; me lastimaba los brazos a pellizcones. Ya no podía seguir así", declaró.

Cerca de las 6, Miguel tomó un cuchillo de la cocina y regresó al dormitorio, donde estaba Ramón, ya levantado. Según las pericias, ambos estaban ebrios. "Le pegué un ?puntazo? y le saltó la sangre; y después le ?puse? otro en el mismo lugar para que se termine todo. No me quedaba otra cosa que matarlo", añadió.

El mayor de los hermanos se tumbó sobre la cama y se tapó con las sábanas. "Me has apuñalado", alcanzó a decir. Según Ramón, esas fueron sus últimas palabras.

Cuatro horas después, el acusado fue a la casa de su sobrina, María Carrazán, de 58 años, quien residía a tres cuadras de allí. "Me vino a pedir pan para desayunar y yo vi que estaba lastimado. Lo curé con yodo y después él se fue. Antes de irse, me dijo: ?creo que me mandé una macana?", aseveró la mujer ayer ante los jueces Alfredo Barrionuevo, Emilio Páez de la Torre y Horacio Lázaro Villalba.

A las 15, ella fue a la vivienda de Miguel para llevarle un plato de comida y descubrió el homicidio. "Toqué la puerta y él me dijo que pasara. Estaba acostado en su cama; parecía arrepentido. Y en la cama del lado estaba el finado. Yo llevaba un palo, levanté la sábana y salí corriendo, aterrada. Después lo llamé a un vecino", narró.

Allí fue cuando intervino Oscar Rodríguez, quien es policía retirado. "Por el olor que había en el cuarto, era evidente que había fallecido hace varias horas. Fui en una moto a la comisaría e hice la denuncia", contó el hombre. Miguel confesó el crimen desde un primer momento. "El decía que quería entregarse", dijo Rodríguez.

Posturas disímiles
Durante los alegatos, el fiscal de Cámara, Daniel Marranzino, solicitó la pena que luego le daría el tribunal a Miguel. "La acción del imputado fue pensada y decidida. No hay atenuantes. Su comportamiento parece haberse impulsado más en una venganza que en otra cosa. Tenía la oportunidad de huir de su hermano, pero realizó otra elección", argumentó.

Por su parte, la defensora oficial, Norma Susana Bulacio, aseguró que su representado debía ser absuelto. "Carrazán actuó en legítima defensa. ¿Era justo que se dejara matar? También podemos considerar que actuó bajo emoción violenta", señaló la letrada, tratando de convencer a los camaristas.

Pero Miguel, cuando tuvo la oportunidad de decir sus palabras finales, mantuvo su discurso. "Quise matarlo, pero lo hice en un momento de nervios", declaró, como si quisiera justificarse.

Los jueces, por unanimidad, resolvieron que había suficientes elementos para condenarlo y ese fue finalmente el veredicto.

Nervioso
Más allá de esto, Carrazán no se retiró esposado; bajó las escaleras de la sede penal de Tribunales apoyado en el hombro de un policía y luego fue trasladado a Los Porcel, donde vive con su sobrina desde octubre. "Se porta bien. Yo le hice un cuartito. Pero quisiera que de vez en cuando lo visite un médico, porque a veces se levanta un poco nervioso. En ocasiones, nos pide bebidas alcohólicas para bajar la comida, pero no le damos. Así está mejor y no hace problemas", había declarado la mujer antes de la sentencia. Si el anciano mantiene esta conducta, podrá cumplir su pena sin regresar a Villa Urquiza.

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