San Expedito, el cumplidor y milagroso

Durante los días 19 de abril nadie se olvida del Patrono de las causas urgentes, del cumplidor y del milagroso, como le dicen sus más fieles devotos.
jueves, 17 de abril de 2014 · 02:45
San Juan. Durante los días 19 de abril nadie se olvida del Patrono de las causas urgentes, del cumplidor y milagroso, como le dicen sus devotos. Sus oraciones inundan las páginas de los diarios y las puertas de las heladeras. Es popular en todas las regiones, aunque el único Santuario que se lo venera en Argentina está en Bermejo, a 74 kilómetros de la ciudad de Caucete, en la provincia de San Juan, donde se accede por la ruta nacional 141.  
Miles de devotos se llegan hasta la localidad sanjuanina para cumplir con el "Cumplidor y milagroso"  como lo llaman y como repiten cuando se les pregunta a sus fieles: "¿Qué tiene San Expedito que no tenga otro santo?" 
Las  personas que peregrinan en su día saben que con fe y mucha oración no hay nada que este mártir no pueda lograr. Hasta su altar llegan los pedidos más desesperados, como el de una madre que se enteró que su hijo de 17 años se drogaba o una mujer que desde hace 12 años le pelea al cáncer de mama. Si no lo puede él, nadie más lo hará. "Sólo vengo a agradecerle porque me mantiene viva y me permite llegar hasta aquí a rezarle", comenta una mujer de 56 años. En unos días tiene que volver a hacerse unos exámenes y confía en que el fantasma de la enfermedad ya no aparezca más. "Si no lo puede él, nadie más lo hará", confiesa.

¿Quién fue?

San Expedito es un mártir católico. Era comandante de la Legión XII Fulminata; que luchaba contra los bárbaros; un tribuno militar, un oficial militar dentro de la organización estatal del imperio, con mando sobre un cuerpo de tropas. La legión de Expedito estaba desplegada en Armenia y alternaba su misión principal de luchar contra los pueblos que el Imperio romano consideraba bárbaros con la custodia de los confines del territorio imperial. Cuenta la tradición que la legión XII venía luchando desde hacía tiempo bajo las órdenes de su comandante, y que se encontraba ya sin alimentos, agua, ni provisiones, en un campo bajo control del enemigo. Fue así como tuvieron que dar batalla sin tener las energías para hacerlo. Expedito intentó levantar la moral de sus legionarios hablándoles, pero nada logró esta vez. Sin fuerzas, provisiones, ni alimentos y con el enemigo en las proximidades ya nada podía hacerse. Sin embargo, en ese momento, los soldados romanos que habían visto muchas veces como procedían los cristianos cuando debían enfrentar la muerte que ellos mismos les causaban, obraron de forma similar. Para sorpresa de su comandante, los soldados comenzaron a elevar sus brazos hacia el cielo, pidiendo ayuda a ese Dios único de los cristianos del que habían escuchado hablar y que sabían que realizaba milagros. Pero más sorprendidos resultaron sus enemigos, que jamás habían visto una legión completa realizando aquel gesto y rogándole a Dios en pleno campo de batalla. Mientras el enemigo atónito y sin entender lo que estaba sucediendo se detenía, todo el cielo se oscureció y descendió sobre el campo de batalla un tremendo vendaval de viento y agua que cubrió tanto a los combatientes como a sus animales de carga y de lucha. 

Fue en estas circunstancias que la legión entera logró recomponerse y aprovechando la situación pudo salir victoriosa de esa contienda.
Luego de la batalla, muchos soldados se convirtieron a la fe cristiana; sin embargo Expedito seguía sin comprender lo que ocurría, aunque su corazón sabía que Dios lo estaba llamando, y que se había acordado de él y de sus hombres en las críticas circunstancias descritas. 

La legión estuvo al mando de Expedito en decenas de campañas, obrando proezas a través de los años siempre en defensa de Roma y sus dominios. Pero ocurrió que con la llegada de Diocleciano al trono, las persecuciones contra los cristianos recrudecieron hasta tal punto que las mismas son recordadas como las más brutales.

Su puesto en el ejército no era compatible con la conversión al cristianismo, ya que esto significaba un abierto desafío a la autoridad del emperador. Al enterarse el emperador Diocleciano de estos hechos envió órdenes para que se pusiera fin de inmediato a lo que consideraba una revuelta militar. Aunque muchos de sus soldados y amigos se habían convertido, Expedito continuaba con dudas: no se decidía entre su carrera militar y el llamado que indudablemente estaba recibiendo desde los cielos. Finalmente, un día Expedito decidió cambiar de vida y convertirse. En ese momento, es cuando se le aparece el Espíritu del mal en forma de cuervo y le grita: "¡Cras… Cras… Cras…!" (lo que en latín significa "mañana, mañana, mañana"), intentando persuadirlo en la misma hora de su conversión al Cristianismo a que lo dejara para después. Pero Expedito reaccionó enérgicamente aplastando al cuervo con su pie derecho mientras exclamaba: "¡Hodie, hodie, hodie!" ('hoy, hoy, hoy') no dejare nada para mañana, a partir de hoy seré Cristiano.
Es conocido como uno de los abogados de las causas imposibles junto con Santa Rita de Cascia y San Judas Tadeo (oriundo de Nazareth y primo del Señor), a quienes también se les suele invocar en estos casos. 
 
Por Yanina Comas 

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