Abuelas de Plaza de Mayo presentaron al nieto número 120

Abuelas de Plaza de Mayo presentó al joven José Luis Maulín Pratto como el nieto número 120 que restituye su identidad, sustraída durante la última dictadura.
jueves, 30 de junio de 2016 · 11:25
Las Abuelas de Plaza de Mayo comunicaron ayer que José Luis Maulin Pratto es el nieto 120. Estela Carlotto le dio la bienvenida y confirmó que integra el número 120 de la lista de nietos recuperados. El santafesino –nació y vivió en Reconquista– celebró el hecho en diálogo con el periodista Roberto Caferra (Radio 2) y brindó detalles de esta historia que aún no tiene fin: José Luis está a la espera que la Justicia reconozca su verdadera identidad.

El joven nacido en 1977 bajo cautiverio dio a conocer su historia en 2009 pero la Justicia Federal de Santa Fe aún no le restituyó su verdadera filiación. En 2009 pudo reunirse con sus padres biológicos Rubén Maulín y Luisa Pratto, una pareja que sobrevivió al terrorismo de Estado. "De pequeño, entre los 6 y los 7 años empecé a intuir que no era hijo de mis supuestos padres. Hasta los 12 años recibí negativas de parte de ellos. Mi apropiadora, por entonces, me dice que no era mi madre biológicoa pero me mentía, al decirme que mi papá biológico era mi apropiador”, señaló en referencia a Ángel Segretín y Cecilia Góngora, vinculados familiarmente a la Fuera Aérea.

"El apropiador falleció en 1986 y luego, pude conocer los resultados de ADN que se los dejé a mi apropiadora en la mesa. Eso fue en 2009 y fue la última vez que la vi”, contó.

Si José Luis buscó a sus papás, ellos también hicieron lo imposible para hallarlo. Según contó la propia Carlotto en la conferencia de prensa brindada ayer, "en octubre de 1976, en Reconquista una patota integrada por policías, miembros de la III Brigada Aérea y personal militar realizó un operativo en la casa de una joven pareja. A los golpes, destrozando todo, secuestraron a Rubén Maulín, un trabajador y militante político del PRT, adelante de sus dos hijos pequeños y de su esposa Luisa Pratto, embarazada de cuatro meses. En el mismo operativo se llevaron a la madre de Rubén, Ana Elena Schoesting, y otros familiares. Luisa quedó sola con sus dos hijos y su embarazo. Semanas más tarde, su hermana menor, Griselda, llegó de Buenos Aires para ayudarla pero también fue secuestrada".

"Los represores se ensañaron con Luisa: fue torturada en su domicilio, frente a sus hijos, y violada en reiteradas ocasiones. Cuando fue a dar a luz a un sanatorio privado local, el 26 de marzo de 1977, Luisa fue registrada con el nombre de la apropiadora -Cecilia Góngora de Segretín-, evidenciando la premeditación del delito pero, a la vez, dejando la prueba del apellido que llevaría su hijo. El bebé fue entregado así al matrimonio conformado por Ángel Segretín y Cecilia Góngora, vinculados familiarmente a la Fuera Aérea, y pasó a llamarse José Luis. Sus apropiadores lo inscribieron en el Registro Civil con un acta de nacimiento fraguada, firmada por la doctora Elsa Nasatsky de Martino".

"Por entonces, Rubén seguía detenido pero ya como preso político. Fueron años de dolor que vivió Luisa. Después del parto y durante mucho tiempo siguió siendo visitada por la misma patota que había secuestrado a su marido y hermanos, que la sometía a torturas y abusos sexuales. La abuela de José Luis, Ana Elena, se ocupó de los niños y acompañó a Luisa en el reclamo por su marido y su hijo robado. Cuando Rubén Maulín recuperó su libertad, en 1982, ambos se presentaron ante la justicia para reclamar por el niño pero no obtuvieron respuesta y les dijeron que no podían hacer nada".

A finales de los 80, Rubén y Luisa recibieron una novedad, cuando una vecina les alcanzó el dato del lugar donde estaba viviendo pero los apropiadores impidieron el encuentro. "A principios de los '90, Gisela, la hermana mayor de José Luis escuchó que en su escuela había un niño con el apellido Segretín y se acercó a hablarle, pero el encuentro no prosperó y Cecilia Góngora amenazó a Gisela para obstaculizar la búsqueda", continuó.

Fue en 2009 cuando José Luis llamó a Luisa para contarle que, según las descripciones que ella había dado en la radio, él podría ser su hijo. Se encontraron por primera vez en febrero, y en abril se presentó a la justicia para reclamar por su identidad. Rápidamente José Luis, Rubén Maulín y Luisa Pratto viajaron a Buenos Aires y realizaron el estudio en el Banco Nacional de Datos Genéticos para confirmar su vínculo.

"El reencuentro fue muy emotivo, y fue algo recíproco”, manifestó sobre aquel encuentro de febrero de 2009. "Se fue haciendo un vínculo estrecho, es como si fuéramos una familia de toda la vida”, confió.

La semana pasada comenzó en Santa Fe el juicio por la apropiación de José Luis, en el que están imputadas la apropiadora y la médica que atendió el parto y firmó el certificado de nacimiento, Elsa Nasatsky de Martino. También estaba acusado el jefe de la Base de la III Brigada Aérea de Reconquista, Danilo Sambuelli, quien falleció en diciembre de 2014.

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