Trump: 97 días de retrocesos y derrotas

Por Eduardo Ibarra Aguirre

Agencia Alai Amlatina

En la antesala de cumplir los primeros 100 días de su gobierno, el próximo 29, Donald Trump abrió claramente la puerta para postergar hasta septiembre la negociación para definir el financiamiento para construir el muro en la frontera con México, en razón del decidido rechazo de los legisladores demócratas y algunos republicanos –todos los pertenecientes a ambos partidos en los cuatro estados de la franja fronteriza–, para incluir una partida en el presupuesto federal que está por aprobarse.

 

De no producirse el acuerdo parlamentario dejaría a la administración de Donald John en la parálisis, fenómeno que no se da desde 2013, cuando durante 17 días trabajó sin recursos el gobierno de Barack Obama, salvo los estrictamente indispensables para brindar los servicios básicos.

 

Reaccionario, troglodita y todo lo que usted quiera y mande, pero no hay borracho que trague lumbre y tampoco presidente estadunidense que no pueda eludir su afamado y contradictorio empecinamiento en disponer de 1 400 millones de dólares para el financiamiento de un muro que podría costar entre 8 000 y 70 000 millones de dólares, a riesgo de llegar a la fiesta nacional del sábado –la que juraba Trump que no le interesaba y ahora hace preparativos febriles en todo el país–, sin presupuesto federal para el ejercicio gubernamental que arranca el día 29.

 

Los hombres más pensantes del muy conservador grupo gobernante de Estados Unidos aconsejaron, seguramente, al magnate inmobiliario como preferible hacer un reculamiento antes que correr el costoso riesgo de la parálisis presupuestal, cuando sigue todavía bajo el apoyo ciudadano a su gobierno y persona, a pesar del ligero repunte logrado con el bombardeo a la base aérea de Siria, el estallido de la más poderosa bomba no nuclear estadunidense en el aún invadido Afganistán y los peligrosos amagos militares contra Pyongyang.

 

Ligero repunte del respaldo ciudadano que no debiera engolosinar al nuevo administrador institucional del imperio (inexistente para el converso Jorge German Castañeda) y derivar de allí que las aventuras bélicas son el camino para ganar más adeptos domésticos y estimular el crecimiento de la economía estadunidense sobre la base del poderoso y muy influyente poder fáctico, conocido como complejo militar-industrial.

 

El revés de Trump ante el Congreso, así sea de carácter temporal, se suma a la incapacidad política y jurídica para vencer judicialmente las resistencias a la persecución contra trabajadores migrantes de origen musulmán. Metió reversa en su pretensión de obligar a México a pagar la construcción del muro. Cambió sus posturas hostiles hacia China, obligado porque la necesita para disuadir a Kim Jong-un que no impulse su programa nuclear; así como con la Organización del Tratado del Atlántico Norte a la que ninguneaba y obligaría a sostener su gasto militar. Y ni siquiera pudo someter a votación en el Capitolio su iniciativa para demoler el programa de seguridad social construido por Barack Hussein.

 

Por supuesto que el mitómano y demagogo estadunidense sigue ufanándose que hizo más que cualquiera de sus predecesores en sus primeros 100 días en la Oficina Oval, además de promover las marcas comerciales de su abucheada hija Ivanka. Mas el centenar de días está sellado por serias derrotas y retrocesos.

 

Algunos de sus críticos estiman que el "empantanamiento interno” en que se encuentra su gobierno, lo describe mejor, justo cuando entró a una de las semanas más difíciles de su tiempo en la Casa Blanca.

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