El informe de Almagro contra el pueblo de Venezuela

Por Pasqualina Curcio Curcio

 Agencia Alai Amlatina

"En la elaboración de la estrategia de los Estados Unidos, se supone que debemos mantener nuestro papel preestablecido de liderazgo imparcial en la OEA. Esto significa limitar la visibilidad de los EEUU en la OEA, jugar nuestro rol detrás de las escenas en la medida en que sea posible. Alentar a los latinoamericanos para que tomen la iniciativa pero, si es necesario, hacerles sugerencias, tomando nuestras propias iniciativas en función de todos los problemas de importancia para nosotros”.

Informe elaborado por el Grupo de trabajo inter-agencial sobre Chile y remitido al Secretario de Estado Henry Kissinger. 4 de diciembre de 1970.


El 4 de diciembre de 1970, Henry Kissinger, entonces Secretario de Estado y Director del Consejo de Seguridad Nacional de los Estados Unidos de Norteamérica (EEUU), recibió un memorando confidencial de parte del denominado Grupo inter-agencial de Chile. Grupo que fue conformado por instrucciones del Presidente Richard Nixon para elaborar las propuestas de sanciones y presiones en contra del Gobierno de Allende, es decir, para elaborar las propuestas de acciones para derrocar al Presidente de Chile.


El memorando contenía un informe de 56 páginas, el cual, de manera detallada presentaba las opciones que podían ser tomadas por el gobierno de los EEUU ante la situación en Chile. Entre los nueve puntos que formaban parte del informe, uno estaba directamente relacionado con la participación de la OEA en los planes para derrocar a Salvador Allende, específicamente el punto 2.


Los puntos presentados en el informe fueron:


"1) Implicaciones de seguridad de la participación de Chile en el Consejo de Administración de Defensa Interamericano; 2) estudio de opciones de las estrategias de EEUU relacionadas con la futura participación de Chile en la Organización de Estados Americanos; 3) implicaciones legales del comercio de Chile con países comunistas; 4) planes de consultas del Congreso sobre la política hacia Chile, enero 1971; 5) informe de status sobre las actuaciones para desalentar las relaciones con Cuba; 6) informe del status sobre la posición de Estados Unidos acerca de los préstamos del Banco Interamericano de Desarrollo [institución financiera del Sistema Interamericano] a Chile; 7) informe del status sobre las restricciones de los préstamos del Banco Interamericano de Desarrollo a Chile; 8) informe del status sobre la discusión con el Banco de Exportaciones-Importaciones para la suspensión de nuevos créditos y garantías [a Chile]; 9) proyectos científicos de Estados Unidos en Chile”. (Traducción de la autora. Subrayado nuestro.[1])


A su vez, el punto 2 de este informe, incluía 5 escenarios con sus ventajas y desventajas:


"1) Continuación o exclusión de Chile de la OEA, 2) posibles sanciones de la OEA contra Chile, 3) posible iniciativa de Chile para finalizar la exclusión de Cuba de la OEA, 4) tácticas de Chile en la OEA 5) posibles facilidades militares soviéticas en Chile”. [2]


Entre las estrategias relacionadas con la participación de la OEA en los planes para derrocar a Allende figuran:


"1) Mantener la consulta [hacia los países latinoamericanos] de manera silenciosa; 2) Abstenerse de acciones las cuales tiendan a unificar a los otros países latinoamericanos con el gobierno de Allende; 3) Utilizar a la OEA para oponerse a las violaciones de Chile a la Carta y resoluciones de la OEA; 4) considerar la exclusión de Chile de procedimientos clasificados del IADB y de las conferencias y ceremonias militares hemisféricas”. [3]


La OEA ha tenido un rol activo y protagónico en los planes de los EEUU en el derrocamiento de gobiernos democráticos en el Continente. En el caso de Chile, siempre participó en las acciones contra el pueblo chileno. Por lo menos así consta en los documentos desclasificados sobre las acciones encubiertas de los EEUU contra el gobierno democrático de Salvador Allende. Documentos que no solo los venezolanos, sino todos los latinoamericanos deberíamos conocer por lo reveladores de las prácticas imperiales contra nuestros pueblos.


No nos sorprende la participación de la OEA como agencia de los EEUU en los planes de intervención hacia los países del Continente. Sin embargo, si nos sorprende la manera grotesca mediante la cual se ha intentado activar la Carta Democrática en Venezuela. En primer lugar por el hecho de que ha sido el propio Secretario General de esta Organización quien haya hecho la solicitud, cuando lo que es de esperarse, es que quien funja de Secretario reciba las solicitudes y actúe como coordinador imparcial de los eventuales debates. En segundo lugar, por las características de los informes presentados por dicho Secretario, el Sr. Luis Almagro.


Tanto el informe de mayo de 2016 como el reciente del 14 de marzo de 2017 carecen de toda rigurosidad. En este sentido, abundan afirmaciones imprecisas, con adjetivos indefinidos, basadas exclusivamente en opiniones, juicios y valoraciones de los factores políticos y empresariales que hacen oposición al Gobierno Nacional. En los casos en los que se muestran cifras, éstas son tomadas, solo de estimaciones no oficiales, que son el resultado de ejercicios que sin rigurosidad metodológica tratan de mostrar las condiciones sociales y económicas en Venezuela.


En cuanto a las referencias, todas, sin excepción, son de medios de comunicación manifiestamente contrarios al gobierno nacional, poniendo en evidencia el sesgo de los documentos y la intención tendenciosa que subyace. Mucho menos se mencionan en el informe las iniciativas de políticas adelantadas por el Gobierno Nacional para superar la emergencia económica y social que actualmente vive el pueblo venezolano.


A la ligera se parte de falsas premisas de las cuales se infiere y se sacan conclusiones. Los informes no ofrecen pruebas que demuestren la veracidad de las afirmaciones.


Informes con estas características deben ser de gran preocupación por parte de los Estados miembros de la OEA. La sola discusión de estos documentos en el seno de esta organización, podría sentar un grave precedente en cuanto a las intenciones de intervención por parte del Imperialismo norteamericano en los países soberanos del Continente.


A continuación resaltamos las contradicciones que caracterizan el Informe del Sr Luis Almagro y develamos la manipulación de la información. Aclaramos que no desconocemos la difícil situación que actualmente atravesamos los venezolanos, sin embargo, resulta exagerado, por decir lo menos, calificarla de crisis humanitaria.

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Se parte de la afirmación que Venezuela atraviesa una crisis humanitaria, lo cual justificaría la necesidad de ayuda e intervención internacional. Las crisis humanitarias son consecuencias de catástrofes naturales, guerras o desastres que a su vez impiden el buen desarrollo de la actividad económica. Al respecto, sería importante conocer cómo sustenta el Sr. Almagro la afirmación de que existe una crisis humanitaria en un país cuya actividad económica sigue mostrando niveles de producción superiores a los registrados los últimos 30 años.


A pesar de la caída del producto interno bruto desde el 2013 hasta la fecha, consecuencia de la disminución del precio del petróleo y de las agresiones económicas contra el pueblo venezolano, dichos niveles se ubican, en términos reales y per cápita, por encima de los históricos desde 1980. El PIB promedio desde 2013 hasta 2016 (considerando incluso una caída importante del PIB en 2016) se ubica 9% por encima del promedio desde 1980 hasta 2012 y 6% superior al compararlo con el promedio entre 1999 y 2012.

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