Informe Especial

La periodista Marta Rojas, testigo no reconocida de la historia de Cuba

Marta Rojas se topó con el ataque de Fidel Castro en Moncada. Ayudó a desafiar la prohibición de publicar información sobre el evento y se convirtió en una periodista del diario Granma. Por Ron Howell.

Por Ron Howell
 
Ron Howell, periodista, profesor asociado de Inglés en el Brooklyn College de Nueva York /
[email protected]. Para leer el artículo en su versión original en inglés: http://www.miamiherald.com/opinion/op-ed/article67246807.html#storylink=cpy.

Ron Howell 


 
Traducción: Pedro Jorge Solans


El embargo de medio siglo contra Cuba ha bloqueado no sólo el intercambio de bienes y servicios entre Estados Unidos y la Isla. También ha sofocado el intercambio equitativo de ideas y modelos de conducta que contribuyen a la verdadera democracia.
 
En ese último sentido, una de las víctimas del embargo ha sido Marta Rojas. ¿Quién es ella? Era una de las más grandes periodistas americanas durante el período posterior a la Segunda Guerra Mundial. Yo uso el término "americano" en el sentido más amplio, para abarcar el hemisferio conocido como Las Américas, que se extiende de norte a sur, de Canadá a Brasil, con todos los países de habla española, francesa, e inglesa en medio.
 
Éstos son algunos datos sobre Rojas que harían que muchos periodistas, especialmente aquellos que son mujeres de color, tomen como ejemplo. Rojas se llama a sí misma "negra" y a veces "mulata". 
 
En 1953, cuando era una graduada reciente de la universidad, con el objetivo de convertirse en una reportera de televisión, tropezó con una escena cerca de su ciudad natal de Santiago. Fue un acontecimiento que cambió el curso de la historia de Cuba y del mundo.
 
Un estudiante de derecho llamado Fidel Castro y sus compañeros habían atacado los cuarteles militares Moncada del entonces dictador cubano Fulgencio Batista. El terreno estaba sembrado de cadáveres, y Rojas recorrió la zona con su colega, el fotógrafo Panchito Cano.
 
Cano disparó fotos de lo que vieron, y Rojas le ayudó a esconder y sacar esas fotos hacia fuera de la Provincia del Oriente y las llevó a La Habana, donde fueron finalmente publicadas en la revista Bohemia.
 
"A pesar de que el entonces gobierno había emitido un decreto que prohibía cualquier informe de los sucesos de Moncada, las fotografías fueron publicadas,"  me dijo Rojas en español, cuando la vi por primera vez hace cuatro años, en un viaje que hice a Cuba con un grupo de estudiantes de la Universidad de Stony Brook.
 
Rojas, en aquellos primeros esfuerzos en la presentación de informes, fue tan audaz que su padre temió por su vida y bienestar. Después del ataque al Moncada, Castro y sus compañeros fueron llevados a juicio, y Rojas logró entrar a la sala del Tribunal. Tomó notas del famoso y largo discurso de Castro, que duró cuatro horas, en la que se pronunció la célebre frase: "Un día, la Historia me absolverá ".  Más tarde esa  historia se convirtió en el libro "El Juicio de Moncada” que se encuentra en su octava edición.
 
 La joven periodista Marta Rojas con el Comandante Fidel Castro.

 
El gobierno de Batista, considerado corrupto y apoyado en parte por gángsters americanos, finalmente permitió que Castro saliera de Cuba para ir a México. Allí, a través del Golfo, se quedó para ordenar sus pensamientos y sus planes. Luego, en noviembre de 1956 Castro navegó con decenas de compañeros rebeldes de México a Cuba, en un yate llamado Granma. Después de años de guerra de guerrillas, los revolucionarios lograron la victoria en 1959, derrotando a las fuerzas de Batista.
 
 
"Castro dijo que había alguien en la sala que sabía más de Moncada de lo que él hizo, y señaló a Marta Rojas"
 

En la conferencia de prensa de Castro en La Habana, un periodista estadounidense le pidió al nuevo líder sobre las primeras etapas de la campaña anti-Batista, en otras palabras, alrededor de Moncada. Castro dijo que había alguien en la sala que sabía más de Moncada de lo que él hizo, y señaló a Marta Rojas, que se volvió de color rojo por la sorpresa y la vergüenza.
 
Rojas emprendió una carrera estelar en el periodismo, escribiendo para el periódico nacional, afiliado al gobierno llamado Granma. Fue la primera corresponsal que cubrió Vietnam y escribió acerca de los asuntos nacionales y mundiales cubanos. En 1979, el escritor cubano Alejo Carpentier, novelista de renombre y ensayista, escribió sobre ella: "Una escritora ágil y con talento, con una profunda dedicación al periodismo y un estilo de escritura que es precisa y es de decir mucho en pocas palabras. Marta Rojas pertenece a un grupo de seres humanos llamados reporteros, a quien [Ernest] Hemingway una vez honró cuando declaró que  ellos, y no él, eran los más grandes novelistas. "
 
Ahora, a los 80 años vive en un apartamento pequeño, cómodo, en La Habana, donde saborea su segunda carrera, como novelista histórica. Sus libros han sido elogiados en toda América Latina por iluminar el presente racial y social de Cuba.
 
El actor estadounidense Danny Glover contribuyó a financiar una traducción de una de sus novelas, Santa Lujuria o Papeles de Blanco. Un texto lleno de insinuaciones sexuales enmarcado en un contexto histórico sobre la Cuba de los siglos 18 y 19. "Holy Burning Desire" cuenta la historia de una mulata y las complejidades de la raza y la clase en la historia colonial.
 
El actor estadounidense Danny Glover junto a Rojas en La Habana.

 
El erudito afroamericano Miriam De Costa-Willis ha escrito que la novela se destaca en la literatura, ya que "se centra en el papel de la mujer afro-descendientes en la transformación de la historia de América española."
 
Marta Rojas merece reconocimiento por parte de sus homólogos estadounidenses, que son tan poderosos en la escena mundial y sin saberlo la dejaron afuera de su esfera de elogio durante estas décadas de bloqueo. Ella se merece un premio Pulitzer o un premio de Polk por el trabajo de toda su vida.
 
Después de todo, la bloguera cubana Yoani Sánchez recibió miles de palabras laudatorias de los escritores norteamericanos, así como invitaciones para estar en paneles de periodismo en la tierra de los libres. Al igual que el tiempo, el embargo de amortiguamiento de las ideas ha mantenido a Rojas fuera del escenario del periodismo en el hemisferio norte, y se ha privado a tantas mujeres, a los negros y a los latinos de América del Norte de un maravilloso modelo a seguir.-
 
 
 

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