Mundos teatrales para mirar de cerca

Las obras extranjeras que conformaron el programa inicial del 17 Festival de Teatro de La Habana dejaron un buen sabor y convirtieron en una verdadera obertura de concepción artística teatral de calidad.
miércoles, 22 de noviembre de 2017 · 15:01

Por Amelia Duarte de la Rosa

Especial La Habana - Cuba

Las obras extranjeras que conformaron el programa inicial del 17 Festival de Teatro de La Habana dejaron un buen sabor y convirtieron en una verdadera obertura de concepción artística teatral de calidad.

Desde que subiera el telón de la cita en la noche del pasado jueves 19 de octubre, cinco puestas en escena de Argentina, Uruguay, Noruega, Francia y Brasil aparecieron en la cartelera de esos primeros días.

Argentina estuvo representada con Lupa, compañía de muñecos y la obra Lupa: Mundos para mirar de cerca. Interpretado por el actor titiritero Eugenio Deoseffe, el espectáculo se convirtió en una de las más aplaudidas e interesantes propuestas extranjeras de la cita.

Deoseffe, también a cargo del diseño y la realización de figuras, trajo una propuesta dramatúrgica en la que emplea títeres de mesa, marionetas, esperpento y marotes para narrar pequeñas y lúdicas historias capaces de divertir tanto a chicos como a grandes.

La fluida y pródiga imaginación del director Javier Lester Abalsamo sustentada en la pura actuación, carisma e imaginación del actor manipulador plasman en la escena una atmósfera mágica creada con un sentido estético que transgrede lo convencional y se convierte en un verdadero ejemplo de creatividad expresiva.

El espectáculo es una revista musical. Sobre la escena solo dos mesas, una grande y otra más pequeña, son suficientes para consolidar la narración. Con un humor limpio, Deoseffe va tejiendo las historias de sus personajes, en apariencia sencillos pero que entrañan la grandeza de lo común.

Así desde el muñeco presentador (esperpento), las marionetas mariachis hasta los monjes budistas, el montaje se nos va develando como una pieza donde se puede encontrar de todo: alegoría, alusión, caricaturas, dinámicas, pausas, repeticiones, ritmos, sonido de palabras e idiomas inventados.

A teatro lleno, en la sala Hubert de Blanck, Mundos para mirar de cerca hizo reír y reflexionar al público a la misma vez.

Es una pieza que se disfruta más bien a nivel sensorial, a través de los sentidos y los sentimientos. Los espectadores allí—con el final participativo al que invitó el actor— soñaron, suspiraron, sonrieron y, sobre todo, disfrutaron del maravilloso y milenario arte de la figura animada.

De Uruguay se presentó el estreno mundial No hay flores en Estambul, unipersonal de Iván Solarich, dramaturgo y actor de esta obra, donde interpreta 12 personajes. La pieza de autoficción mezcla elementos de realidad y ficción con la película Expreso de medianoche, dirigida por Alan Parker con guion de Oliver Stone.

Si bien este monólogo es teatro vivo, que logra impactar al espectador desde el primer momento, pues aquí hay obra, hay contenido, hay forma, hay dirección (a cargo de Mariano Solarich); los tres días que estuvo en cartelera a muchos les parecieron pocos. Confiemos que Solarich retorne pronto a La Habana con una temporada un poco más extensa.
Mientras, de Noruega regresó por tercera vez a Cuba la Jo Strømgren Kompani. Dos funciones de There, una pieza que desdibuja las fronteras entre danza y teatro, ofreció el elenco en la sala Covarrubias del teatro Nacional.

Cuatro versátiles intérpretes –actores, bailarines, y músicos– convierten la sala en un espacio abierto donde el contraste de violencia, absurdo, pequeños delirios, toques de humor, momentos de ternura, acrobacia, música y gestualidad van integrando la pieza.

Con un lenguaje inventado e incoherente, pero –irónicamente– perfectamente entendible, los performers recrean en no pocos momentos atmósferas opresivas, dulces y vehementes capaces de mantener en vilo la atención del espectador. El elemento sorpresa trabaja siempre a favor en esta obra, actuada con generoso fervor, siempre convincente y apasionadamente en la búsqueda por transmitir en cada gesto la extraordinaria gama actoral que poseen.
Original y profundo a la vez, There es un espectáculo poético y comprometido, una de las mejores opciones para conocer la entramada y compleja dramaturgia teatral que emerge del país europeo.

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